lunes, 21 de febrero de 2011

TIEMPOS DUROS

¡Estos son tiempos duros!. Vivimos momentos en los que nos quedamos solos; y no te hablo de esa soledad metafórica de los sensibleros poemas románticos y cursis, ni la del abandono de la pareja, ni de la despedida de los amigos.
Hablo de la soledad de veras, de esa que cuando te das la vuelta solo encuentras el vacío, de la que cuando enfermas, si no sales a buscar ayuda, sencillamente mueres o te curas, pero solo; no te puedo decir que por la gracia de Dios, porque, de la solead de que te hablo, es la de la amnesia de Dios.
Yo la he vivido y la vivo, los amigos se han ido, están lejos. La familia ¿para qué hablar? A esa te la impone el destino y, a veces la gente no está dispuesta a aceptar lo que el destino le regala. Entonces se desentienden, se olvidan, tienen muchas ocupaciones y resultas ser, al final, como esas viejas fotos que, poco a poco, se desdibujan, hasta que es imposible distinguir quién está en ellas.
Tienes muchas respuestas pero nadie necesita preguntarte, tienes mucho amor para, pero nadie lo quiere…
Cuando ya creía que todos los caminos convergían en la nada, encontré a un ser humano, ni siquiera sabe de mi existencia, pero escribió algo para mí. Él, que en algún momento estuvo tan solo como yo, me enseñó un camino:

Si la soledad te enferma el alma,
si el invierno llega a tu ventana.
No te abandones a la calma con la herida abierta,
mejor empieza una vida nueva y respira el aire puro.
Con los colores de una mariposa,
juega entre las luces de la vida.
Si te imaginas que la lluvia te desnuda,
Juega en los mares que despiertan a la luna
Y sé feliz

¡Gracias, Descemer!