¡Estos son tiempos duros!. Vivimos momentos en los que nos quedamos solos; y no te hablo de esa soledad metafórica de los sensibleros poemas románticos y cursis, ni la del abandono de la pareja, ni de la despedida de los amigos.
Hablo de la soledad de veras, de esa que cuando te das la vuelta solo encuentras el vacío, de la que cuando enfermas, si no sales a buscar ayuda, sencillamente mueres o te curas, pero solo; no te puedo decir que por la gracia de Dios, porque, de la solead de que te hablo, es la de la amnesia de Dios.
Yo la he vivido y la vivo, los amigos se han ido, están lejos. La familia ¿para qué hablar? A esa te la impone el destino y, a veces la gente no está dispuesta a aceptar lo que el destino le regala. Entonces se desentienden, se olvidan, tienen muchas ocupaciones y resultas ser, al final, como esas viejas fotos que, poco a poco, se desdibujan, hasta que es imposible distinguir quién está en ellas.
Tienes muchas respuestas pero nadie necesita preguntarte, tienes mucho amor para, pero nadie lo quiere…
Cuando ya creía que todos los caminos convergían en la nada, encontré a un ser humano, ni siquiera sabe de mi existencia, pero escribió algo para mí. Él, que en algún momento estuvo tan solo como yo, me enseñó un camino:
Si la soledad te enferma el alma,
si el invierno llega a tu ventana.
No te abandones a la calma con la herida abierta,
mejor empieza una vida nueva y respira el aire puro.
Con los colores de una mariposa,
juega entre las luces de la vida.
Si te imaginas que la lluvia te desnuda,
Juega en los mares que despiertan a la luna
Y sé feliz
¡Gracias, Descemer!
Que privilegio es ser el primero en hacer un modesto comentario: Muy profunda su reflexión sobre ese estado anímico que experimenta todo ser humano al menos una vez en la vida. Continúe escribiendo de asuntos existenciales con el mismo acierto. Sepa que los que tenemos el privilegio de conocerla personalmente, la admiramos y la disfrutamos mucho. !Que no nos falten nunca los consejos de Elizabeth Macrae.
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